viernes, 29 de octubre de 2010


  
     El desierto.
     La cara. Las caras del desierto.
     Todo lo que reúne esa palabra de terrible
     y también de magia y de misterio.

     El laberinto del desierto desnudo y todopoderoso,
     como llamaron Sherezade y Borges a cualquier desierto solar,
     africano o asiático o americano.

     Y más acá de Níjar, de Tombstone, de Assuan,
     el desierto nos lijó las plantas.
     Hacía rodar el viento las alzas desprendidas.
     La fosca luz de puro grande era tiniebla.

                          Fernando Quiñones ("Los trabajos y los días. Campos de Níjar")

4 comentarios:

  1. Que bella foto...tan suave como agreste... todo poder.

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  2. Magnífica composición que refleja la diversidad de nuestro paisaje y aglutina todos los contrastes a los que alude Fernando Quiñones en la cita que nos ofreces.
    Me llama la atención los cambios tonales dentro del cuadro. ¿Temperatura de color? o ¿es natural el cambio de azules y grises?
    Un saludo, Ramón

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  3. Es todo natural, Xabier. El cambio tonal entre el primer plano y el fondo es debido a la distancia, que, como sabes, a mayor distancia más fría (azul) es la imagen, debido a la bruma, que existe aunque no se aprecie. Y el primer plano refleja la calidez de la cercanía terrosa del desierto. Es una antigua diapositiva escaneada.
    Saludos, Xabier.

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  4. Muchas gracias Ramón por tu aportación. Es estupendo aprender disfrutando de una hermosa foto acompañada por una visión y consejo profesional.

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